Tenemos en nuestras manos ‘Una historia ridícula’ una nueva obra de Luis Landero, que nos asombra y deleita con su facilidad para permitirnos profundizar en la riqueza de unos personajes de apariencia anodina, pero que en su cotidaneidad y simpleza está su valor. La introspección de sus personajes es siempre una de las cualidades de la prosa de Landero, pero en este caso, Marcial, personaje central de esta sorprendente historia de amor, es todavía muchísimo mayor.
Creo que el autor se ha permitido un juego con el lector, donde su personaje provoca y estimula la imaginación del lector ávido que a veces se ve retratado en el actor principal de esta comedia y en otros momentos nos estimula sentimientos repulsivos. Landero, maestro del lenguaje y con una prosa que como agua de río, discurre con facilidad y va calando suavemente, consigue que sus lectores devoren las páginas de cada una de sus obras.
Las disquisiciones filosóficas de Marcial, su deseo de estar a la altura de las circunstancias, su mediocridad, su visión de las relaciones de amor y odio entre los humanos, etc, construyen una relato muy atractivo, relajante y divertido, con fina ironía que lleva a una sonrisa constante.
El año pasado cuando comentábamos ‘El huerto de Emerson’ decíamos que eran quince relatos de la infancia del autor. Y nos parecieron quince pequeñas joyas literarias. En este caso y en ‘Una historia ridícula’, nos encontramos con un único relato pero todo él de una extraordinaria y sencilla prosa para deleite de la buena literatura.
Pedro Pérez