‘Ese lugar al que llamamos casa’, de Marta Orriols
Hace aproximadamente cuatro años fue un descubrimiento para mi la lectura de ‘Aprender a habla con las plantas’ de Marta Orriols autora de esta novedad que hoy comento, ‘Ese lugar al que llamamos casa’. En aquel momento hablé de la riqueza de unos personajes y de la fuerza de unos diálogos que trasmitían problemas personales y familiares muchas veces no resueltos.
En esta ocasión muestro mi admiración más absoluta por esta autora que de nuevo nos hace un retrato cercano y fresco sobre Valentina, la periodista, corresponsal de guerra en Líbano, que después de muchos años decide volver a Barcelona, su casa, para intentar ordenar su vida y reencontrarse a sí misma.
Pero seguramente su vida y sus afectos se han quedado en el Líbano, país del que se enamora, así como de la cultura árabe. Sólo por esto ya me parece un libro fantástico. Como es bien sabido siento predilección por todo ese mundo. Pero es que además esta periodista quiere ser fiel a su profesión, acabando con estereotipos y llegando a las intrahistorias que nos acercan de verdad a las noticias, acabando con la inmediatez que se difumina en un momento, desea llegar a la profundidad de los temas, y al por qué se han originado.
La escritura y los personajes de Marta Orriols son capaces de interpelarnos de tal modo que nos identificamos con ellos. La inseguridad frente a las posibilidades que se le presentan tanto en lo personal como profesionalmente llevan a nuestra protagonista a plantearse constantemente dudas existenciales. No acaba de encontrar refugio en ese lugar al que llamamos casa, pero tampoco en los retos que el amor le pone delante, posibilidades que deja escapar por no acabar de afrontar o encontrar su estabilidad, por no saber manejar unos sentimientos que le desbordan.
Una prosa ágil, que cargada de poesía nos hará pensar y no nos dejara indiferentes. Una novela espléndida.
Pedro Pérez
