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“Dalia, nos has regalado media vida”

Los alumnos de doña Dalia Viñau Fatas, maestra de varios pueblos del Pirineo y Jaca, que ayer cumplió 100 años, le rinden un cariñoso homenaje: “Ha sido una maestra y persona extraordinaria”. Todos sin excepción “estamos unidos por el mismo sentimiento de agradecimiento y afecto, seas doña Dalia, Dalia o Dalieta: esta chaqueta será nuestro abrazo”.

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Casi 46 de los 100 años que cumples esta semana los dedicaste a nosotros. ¿Y vas a seguir trabajando casándote con quien te casas? ¡Pues sí! contestabas adelantada a tu tiempo.
 “Fui una persona feliz entre mis alumnos” cuentas en el libro ‘Maestras’ y lo notábamos, vaya si lo notábamos… ¡Por supuesto que sí!; contad conmigo; quiero muchísimo a Dalia; ¿en qué puedo ayudar?; no me olvidaré nunca, nunca; me acuerdo todavía cuando me acompañó a un examen a Huesca; si vivo es porque fue a buscar a la comadrona conduciendo hasta Jaca en medio de una gran nevada… hay profesores que dejan huella y son parte de nuestro corazón para siempre, ella fue uno de ellos. Y dejaste huella en tantos críos que en cuatro días, cada uno con sus recuerdos excepcionales, nos hemos juntado 40 personas de tu antiguo alumnado de Yosa de Sobremonte, de Oto, de Arto, de Bernués y de Jaca, el Pirineo central casi al completo, para hacerte un cariñoso homenaje. Alguno rondando los 90, en la cuarentena los más jóvenes, unos aquí cerca, otros desde bien lejos, muchos que lamentablemente ya se han ido y más de uno que nos leerá ahora sin haber podido enterarse a tiempo (perdón, perdón), todos sin excepción estamos unidos por el mismo sentimiento de agradecimiento y afecto, seas doña Dalia, Dalia o Dalieta: esta chaqueta será nuestro abrazo.
El que llegó fue el tuyo:
Allí estábamos, en una nube. Ni a tu lado, entre risas y la sonrisa boba en la cara, ni al otro lado del WhatsApp, con alguna lágrima traicionera de emoción, hay palabras para describir lo que unos y otros vivimos al dártela: fue super emocionante, todos los recuerdos de golpe en la cabeza, el verte, el como evocabas tu pasado, tu humor, libertad e independencia de siempre, tu cercanía y cariño, tus palabras en vídeo dirigidas a un nosotros que sonaba como un mi, tu extraordinario tú a tú en multitud, tu hacernos sentir especiales a todos a la vez… se te veía feliz “ojalá os tuviera de nuevo en el aula…”
“En mi escuela nunca hubo apellidos” pero sí tuviste espacio para motes cariñosos (mi ángel rubio, por ejemplo) que conectaban en lo más profundo del corazón con aquellos niños y niñas que hoy somos seres humanos gracias a ti. Nos has regalado la mitad de tu vida pero tus enseñanzas nos han dado una vida. Despierten en sus alumnos el dolor de la lucidez, sin límites, sin piedad decían en “Lugares comunes” a los futuros maestros varias décadas después de tus inicios: “recuerdo sus ojos ávidos en su maestra (tú) que contaba y explicaba haciéndoles imaginar, asombrarse y sentir curiosidad”. Cuentas que fueron los tres años en Yosa los de formar tu “estilo profesional, mi yo, rigurosa y exigente y de cogerle verdadero apego a mi profesión” pero tu trabajo como maestra no fue solo impartir lecciones, los que pasamos por tu aula sabemos que no solo nos enseñaste las distintas asignaturas sino que también nos enseñaste a ser mejores personas. Gracias por esa paciencia infinita y por la entrega incondicional a tu vocación, ¡gracias de corazón por todo!.
“Pienso que he tenido la suerte de haber vivido y asimilado dos épocas tan distintas socialmente; es increíble que en apenas cincuenta años haya habido cambios tan espectaculares” escribías ya jubilada a inicio del nuevo milenio sobre tus años de docencia… ¡A saber qué maravillas hubieras hecho en esta tercera época con nuestros hijos y nietos, hijas y nietas e Internet a tus pies! “Ainsssss… si viera tendría un móvil de esos”.
La suerte la hemos tenido todos nosotros.
¡FELICES 100 AÑOS!
Con amor, cariño y un profundo agradecimiento, tus alumnos y alumnas de las escuelas de Yosa de Sobremonte, Oto, Arto, Bernués, barracones y colegio San Juan de la Peña de Jaca.

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