Alba Puigdefábregas: “Mis esquís me han servido para descubrir nuevos lugares, conocer gente y vivir nuevas aventuras”
Alba Puigdefábregas Sieso, a sus 23 años, es una deportista jacetana que no cesa de auto superarse en todos los niveles. El último semestre lo ha pasado en Alaska, ha estado esquiando en “una de las zonas más remotas y salvajes del planeta” ya que participó en un intercambio en esta región.
Desde hace tres años vive en Umeå (Suecia), donde compatibiliza estudios, deporte y trabajo. Sigue perfeccionándose en esquí de fondo, pero también esta practicando escalada, trail running y esquí de montaña.
Recuerda con nostalgia la etapa en la que competía en las carreras de fondo, porque el mundo de la competición le ha enseñado “lecciones que van mucho más allá del deporte”, pero a la vez confiesa que lo que quería hacer era “explotar su potencial al máximo, vivir otras experiencias”.
¿Cómo te describirías? ¿Qué te gusta, cuáles son tus aspiraciones?
Me describiría como una persona a la que le gusta viajar y a la vez es muy casera. Lo que más me gusta hacer con mi tiempo es estar al aire libre, normalmente en el monte corriendo o esquiando con amigos o familia.
Siendo honesta, no tengo aspiraciones muy concisas en este momento de mi vida, lo cual me provoca bastante inquietud a veces, pero creo que está bien recordar que no pasa nada por no tener siempre las cosas claras, y que estar perdido va bien para encontrarse y seguir creciendo como personas.
Mis aspiraciones ahora mismo son aprender y diversificarme lo máximo posible. Tengo objetivos a corto plazo. Por ejemplo, para fin de año planeo terminar el grado que estoy haciendo en Suecia. Deportivamente tengo algunas carreras de trail running en mi calendario y también objetivos para mejorar en esquí de montaña, sobre todo en conocimientos de seguridad y técnica.
¿Cuándo empezaste a esquiar y por qué el esquí de fondo?
Empecé a esquiar cuando tenía unos tres años. Mis padres quisieron que mi hermano y yo disfrutáramos de la nieve, por eso alternábamos inviernos haciendo clases de esquí alpino, donde esquiábamos con el club Alcorce, y clases de esquí de fondo en Somport.
Entré al mundo de la competición a través del atletismo, con el Club Oroel Jaca, donde me di cuenta de que se me daban bien las carreras de fondo (1000 y 3000 metros en especial). Así que un año mi padre me propuso probar a hacer los campeonatos de España (sí, esa fue mi primera carrera de fondo) y tras tener buenos resultados y disfrutar de la experiencia, me puse las pilas para mejorar mi técnica y así hacer las pruebas para entrar en el CETDI, donde me incorporé la siguiente temporada y seguí mejorando hasta entrar en el equipo Nacional de la RFEDI y competir internacionalmente.
¿Desde cuándo vives en Suecia y por qué tomaste esta decisión?
Me mudé a una ciudad del norte de Suecia, Umeå, en 2019. Decidí mudarme a Suecia porque, aunque estaba en el Equipo Nacional y estudiando en la Universidad de Zaragoza, sentía que no estaba disfrutando totalmente del proceso, y que necesitaba vivir otras experiencias (es difícil explicarlo, era más una sensación que algo razonable). Siempre me ha gustado viajar, y por intercambios del pasado tenía buenas experiencias con los países escandinavos. Así que quise empezar mi propia aventura en un país donde pudiera estudiar una carrera universitaria y entrenar esquí de fondo a la vez.
¿Cómo es la vida allí?
La vida en Suecia fue difícil al principio, sobre todo por la diferencia cultural y porque les pedí espacio a mis padres para hacerlo por mi cuenta. Así que el primer invierno fue toma de contacto, llena de dudas y cambios. Durante estos años he aprendido muchísimo y ahora mismo me encanta mi vida en Umeå. Voy a clase en bici, entreno con el equipo de esquí de fondo de la universidad, escalo, tengo buenos amigos, trabajo en un restaurante los fines de semana, y hay muchas oportunidades de hacer actividades al aire libre.
«He competido a nivel nacional en carreras por Suecia, pero mis objetivos no estaban puestos en carreras, sino más en aprender y desarrollar nuevas habilidades como deportista, mentales y técnicas».
En 2019 anunciaste que dejabas la élite del esquí de fondo. ¿Cómo han sido estos tres años?
Cuando decidí mudarme a Suecia no decidí dejar el mundo de la competición, y no siento que haya cerrado esa etapa todavía, quizá nunca la cierre por completo. Pero es cierto que cuando tomé la decisión de mudarme, también decidí que ya no iba a competir al mismo nivel que había hecho hasta entonces (aunque en aquel momento no sabía o no me atrevía a aceptarlo). Durante estos tres años he estado entrenando en el equipo de esquí de fondo de la Universidad de Umeå, donde he aprendido muchísimo, ya que la forma de enfocar los entrenos en Suecia es mucho más autosuficiente, y cada uno es más responsable de su propio plan. He competido a nivel nacional en carreras por Suecia, pero mis objetivos no estaban puestos en carreras, sino más en aprender y desarrollar nuevas habilidades como deportista, mentales y técnicas.
¿Echas de menos competir?
Si y no. Sí que echo de menos la vida en el quipo preparando la pre-temporada, marcando objetivos ambiciosos, los viajes y estar metida en las competiciones. Pero a la vez, sé que no estaba explotando todo mi potencial con esa vida y había otras experiencias que quería vivir, así como ampliar mi zona de confort. El mundo de la competición me ha dado muchísimo a lo largo de los años, y me ha enseñado lecciones que van mucho más allá del deporte.
De todas formas, un tema que me parece importante abarcar es la falta de preparación mental que nos dan a los deportistas para cuando dejamos la competición de alto nivel. No todo el mundo es igual, pero he tenido conversaciones con deportistas de diferentes países que han pasado por mi situación, y todos encontramos difícil esta transición a nivel mental. De un día para otro cambias de tener una vida completamente estructurada, con objetivos a largo y corto plazo, a tener un papel totalmente en blanco.
¿Que puedes decir sobre la cultura de nieve en el valle y en los Pirineos?
La nieve no solo aporta beneficios a nivel económico, también es una fuente valiosísima de aprendizaje, forma saludable de vida, filosofía y oportunidades a nivel personal, y estoy muy orgullosa de ser una persona que puede decir esto a base de experiencia propia. Hay una gran comunidad con cultura de nieve en los Pirineos, pero aún hay mucho que se puede mejorar para que esta cultura llegue a más gente y siga creciendo.
¿Eres una amante de los deportes en general? ¿Qué otras cosas haces?
Si, yo siempre digo que el deporte es mi forma de vida. Para bien o para mal el deporte es parte de mi día a día. Lo bueno de haber sido esquiadora de fondo, es que durante la pretemporada entrenamos con una gran variedad de deportes como corriendo por el monte, en pista, haciendo bici de montaña y de carretera, en el gimnasio, con rollerskis, esquiando, nadando… Durante los últimos tres años he entrado más en el mundo de la escalada, tanto en rocódromo como fuera en roca. Estoy volviendo a mis comienzos entrenando para carreras de correr, trail running sobre todo. Y mi deporte estrella estas últimas temporadas ha sido el esquí de montaña, para el que he estado haciendo cursos de rescate e instruyéndome sobre avalanchas.
¿Qué estas estudiando ahora?
Una carrera de Biología Molecular en Umeå University.
«Mis clases en la Universidad de Alaska han sido totalmente diferentes a lo que he conocido hasta ahora»
¿Qué puedes contar sobre el intercambio de Alaska? ¿Por qué has elegido ese destino?
He estado un semestre en la ‘Alaska Pacific University, en Anchorage, representando a la Universidad de Umeå con un programa que se llama North2North. Elegí Alaska porque quería descubrir sus increíbles y salvajes montañas y fauna. También estoy considerando enfocar mis estudios a zonas polares y alpinas, así que tanto como a nivel académico, como deportivo y personal me parecía el destino perfecto.
Ha sido una experiencia inexplicable e increíble, que ha sobrepasado con creces todas las expectativas que tenía, de verdad que no sé cómo expresar todas las aventuras y lecciones aprendidas en esta aventura.
¿Cómo han sido las clases?
Mis clases en la Universidad de Alaska han sido totalmente diferentes a lo que he conocido hasta ahora. Una clase llamada ‘Winter wilderness skills’ consistía en preparar una expedición que cruzaba los bosques de Alaska durante dos semanas, y que llevamos a cabo en el mes de enero (con temperaturas de hasta -20ºC). Dormíamos en tiendas de campaña o iglús que aprendimos a construir, nos transportábamos solo con esquís de montaña y derretíamos nieve cada día para cocinar y beber agua. En otra clase, ‘Snow Sciences for proffesionals I’, estudiábamos cómo predecir avalanchas y entrenábamos rescate de avalanchas cada semana, tanto en clases teóricas como en clases prácticas, esquiando y analizando las montañas que hay por los alrededores de Anchorage.
Mis otras clases de biología fueron más convencionales, pero muy productivas también.
No parece nada fácil…
Creo que podría decir sin exagerar que he pasado un 50% de mi tiempo en Alaska con los esquís de montaña puestos. Se requiere mucho respeto, estudio, paciencia y experiencia para esquiar de manera segura en cualquier montaña, pero estar esquiando en una de las zonas más remotas y salvajes del planeta, te fuerza a poner toda tu dedicación en ello.
En resumen, una vez más, mis esquís me han servido como herramienta para descubrir nuevos lugares, conocer gente y vivir nuevas aventuras. De lo que mejor me llevo son nuevos amigos de diferentes partes del mundo, hasta nativos de Alaska.
¿Cuáles son tus actuales retos deportivos?
Tengo proyectos para mejorar tanto en trail running como en esquí de montaña.
¿Qué es lo que más echas de menos del Pirineo, de Jaca? ¿Vuelves a menudo a España? ¿Cuándo tienes previsto el siguiente viaje?
¡Familia y amigos! Toda aventura viene con sus consecuencias, en mi caso es estar lejos de mis seres queridos, a quienes echo muchísimo de menos. También echo de menos la comida y correr, esquiar, o simplemente meditar en las preciosas montañas que tenemos a pie de casa. Lamentablemente no he podido viajar a España tanto como me gustaría. En los últimos años vuelvo solo por Navidad, como el turrón, y algunas semanas en verano.
Ahora mismo sigo en USA y mi próximo viaje será volver a España para poder disfrutar unas semanitas y recargar energía. Después volveré a Suecia para trabajar y terminar la carrera.